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jueves, 30 de junio de 2011

Desde La Arena CPCO4-2011


Hace un año se desarrollaba un evento cuyo nombre era un tanto indiferente para mí (un tanto lejano): Campus Party. Así escuché en las noticias. Se llama Campus Party.

-¿Campus Party?, ah! ese evento es para "los gomosos" de los juegos, del internet, sonido y cosas digitales... mira: allá fue un amigo mío que es diseñador gráfico, otro que es ingeniero de sistemas y otro que es amante de la robótica, esa es la gente que va a ese cuento - Me decía Diego, un vecino que hace mantenimiento a mi estación de trabajo: mi P.C.

-Vaya! debe ser algo de otro mundo- Decía yo.

Diego afirmaba que definitivamente muchas personas harían lo imposible para participar en él.

Hace un año también, pensaba y añoraba el momento en que me tocara escoger la plaza que había ganado en el último concurso docente realizado por la CNSC (bendita página para visitarla todos los días yo, ah!). Esperaba que, a pesar de la manipulación política que hay en esta clase de eventos, el cargo se ubicara lo más cerca posible de mi lugar de residencia: Montería, ya fuera en: Los Córdobas, un municipio costanero, o Cereté, la segunda Ciudad de Córdoba, mi departamento. Nada, así no fue.

Ocurrió unas semanas después el evento -la audiencia pública para la escogencia de plazas-, en la que decidí asirme a lo más cercano que estuvo en mi aspiración, ya que los 8 colegas que me superaron en el concurso, se repartieron las instituciones educativas próximas a Montería, Por lo que tuve que escoger una institución educativa de Tierralta, municipio bastante significativo para la reciente historia sociopolítica de nuestro país, considerado un laboratorio tanto para la paz, como para la guerra; ubicado en la zona sur de Córdoba, en el Alto Sinú. Allí, cerca de uno de los terrenos donde alguna vez residió una gran comunidad indígena que luego, "el desarrollo", puso a deambular por diversos lugares, mancillando así muchas de sus señales ancestrales y costumbres, a cambio de unos cuantos pesos y mucha desesperanza, para llevar a cabo uno de los proyectos Urrá: Urrá 1, una hidroeléctrica que para su segunda etapa -ya en proceso de consolidación- pretende ser un gran evento de "progreso".

Aunque había recibido el título de Licenciado en Ciencias Sociales años atrás (2001), no había sido docente en colegios. Había sido instructor de Canto y teatro; cantante de varias agrupaciones y fundador de Cané, orquesta con la que los fines de semana recorro fiestas sociales y eventos, intentando también, hacer un aporte al folclor musical caribeño y así lograr otros recursos para la sostenibilidad de mi núcleo familiar.

Una afición y apasionamiento desde la infancia por los medios y las comunicaciones, transformados poco a poco en oficio y encargo social en mi contexto, me abrieron un espacio bastante importante en el área, permitiendo esto que en algunas emisoras, canales de t.v. y universidades me desempeñara como productor, locutor, periodista y docente catedrático para estudiantes de comunicación social y periodismo, entre otros oficios relacionados.

Pudiera pensarse que mi futuro no iba a estar en la docencia.

Hoy, estacionado en un lugar de aquél evento, un tanto desconocido, al cual no pensé llegar (tan pronto, por lo menos), recuerdo los temores familiares de alejarme, al aceptar trabajar en una zona con tantas dificultades políticas y socioeconómicas, arriesgando muchas cosas, porque los medios de comunicación constantemente informan sobre los crímenes y actos violentos que se registran casi que diariamente en esta parte de Córdoba.

Hoy, aquí, sentado en un sector de "la arena" del CPCO4 2011, mirando rostros que nunca imaginé, que se resisten a perder la batalla contra el sueño, a pesar de que sus vidriosos ojos exijan pestañeos lentos y seguidos, siento que no han sido en vano las levantadas a las 3:40 de la

madrugada de lunes a viernes, los almuerzos a las 3:40 de la tarde, los desórdenes digestivos, los extenuantes viajes por carretera en pésimo estado, el no compartir al lado de Claudia, mi esposa, todas las mañanas el abrazo y beso de despedida para María y Juan (mis hijos) cuando parten a su colegio... Porque estoy aquí, con ellos, con los que diseñan, los ingenieros, los electrónicos, los "pelaos gomosos", los genios, los científicos, tratando de rescatar algún conocimiento (han sido muchos y muchas experiencias) para reconfigurarlo y ponerlo allá, donde están Nemías, Miguel Ángel, Daniela, Darys, Eimer, todos, los más de 300 estudiantes de esa escuela, de esa institución educativa que se llama El Paraíso, así se llama: Institución Educativa El Paraíso.

Son las 4:40 de la madrugada. Me voy a detener aquí. Pero ya seguiré.

He asumido el reto de ser docente.

1 comentario:

  1. Oiga pero usted es una cajita de sorpresas: docente, comunicador social, músico, humorista, escritor, buen conversador, buen amigo...

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